En muchas ocasiones,
las tecnologías que aplicamos en nuestros procesos productivos, nos hacen
olvidar la interrelación que existe entre los procesos físicos y la propia
esencia de la vida y el vínculo indisoluble entre la física y la filosofía.
El atomismo, como
sistema filosófico, surgió en la antigua Grecia en torno al siglo V a. C,
afirmando que el universo está constituido por pequeñas partículas indivisibles
llamadas átomos (en griego: que no se puede dividir)
Según estas teorías, se
definía al átomo como el elemento más pequeño del que están hechas todas las
cosas.
Básicamente la discusión se
centró a partir de entonces en la relación entre los átomos y en su composición
intrínseca, para explicarnos la concepción de la naturaleza, de nosotros mismos
y todo aquello que nos rodea, desde el universo hasta un grano de arena en una
playa. Para los griegos era una necesidad que explicara la realidad a veces
desde el cientifismo a veces desde la más pura especulación filosófica; pero la teoría atómica, hasta nuestros días,
ha sido el modelo para cualquier investigación racional de la naturaleza y de
hecho, hoy, se sigue buscando la esencia misma de la partícula para explicar el
origen del universo, como se genera la vida, como se produce la energía,
..........
Fue a principios del
siglo XX, cuando se descubrió que, el átomo, está compuesto por un núcleo
atómico ( posteriormente se descubrió que también el núcleo está formado
por partes: protones y neutrones.), que concentra casi toda su masa, rodeado de
la corteza, una nube de electrones ligados al núcleo por la fuerza
electromagnética, cuya masa es muy pequeña, apenas inapreciable.
La relación entre el
tamaño del núcleo y la corteza es, por poner un ejemplo, como “si el tamaño del núcleo fuera el de una
habichuela, el tamaño de la corteza sería el de un estadio de fútbol y el
electrón sería una pulga inquieta moviéndose alrededor del estadio. Con este ejemplo nos damos cuenta que, la
mayor parte del átomo es corteza y que prácticamente no tiene masa, por lo
tanto es espacio vacío.
Por lo que se puede concluir, que si la materia está
compuesta por átomos y los átomos están prácticamente vacíos, entonces estamos
hechos de mucho vacío y poca materia.
Y es paradójico que mientras a través de los sentidos,
percibimos la materia como algo compacto, lleno, la realidad es que lo que la
compone es una serie de partículas rodeadas de vacío y compuestas casi en su
totalidad por vacío, que se mueven relacionándose entre ellas y creando todo lo
que existe.