O
así debería ser el final de un terrible año, un año donde millones de
ciudadanos del estado español y del resto de Europa, han comprobado como sí era posible perder derechos y libertades
que parecían intocables, han sentido en sus
carnes la perdida progresiva de su nivel de vida y el desmantelamiento
progresivo y sistemático, de los
sistemas públicos que redistribuían la riqueza de tal modo que los más
desfavorecidos eran destinatarios de beneficios que todos pagábamos con
nuestros impuestos.
2013
tendría que olvidarse, pero lo más terrible es que el 2014 no se prevé mejor,
por lo menos para las clases medias y bajas,
y que nos esperan todavía años
de una profunda recesión económica, si hablamos de economía real y no de la
macro -economía con la que nuestros próceres se llenan la boca.
En
los medios de comunicación se siguen desgranando nuevos cierres de empresas,
eres de plantillas casi completas y un ambiente entristecido ante la imposibilidad
de millones de personas de encontrar un trabajo para, solo, poder sobrevivir.
Mientras, organismos internacionales dan otra vuelta de tuerca “aconsejando” la
reducción de salarios y la “flexibilización” de los despidos masivos y la subida de impuestos
Los
trabajadores, los autónomos, las pequeñas empresas, estamos pagando esta
situación, que nosotros no hemos creado, sin que la Administración tome medidas
para reanimar el consumo interno, que está en la UVI, para que los bancos que
hemos rescatado con nuestro dinero, nos faciliten créditos y volver a
poner en marcha un sistema económico que la burbuja inmobiliaria hizo estallar
en mil pedazos
Y,
aun así, seguimos siendo unos privilegiados si giramos la cara y miramos a
África o Asía, donde millones de seres humanos mueren de hambre y sed o viven
semi-esclavizadas en talleres y fábricas, de donde salen los productos que
nosotros, con aquella alegría consumista que nos “consumió”, comprábamos en las tiendas baratas.
Pero
no hay voluntad de cambio, ni Zapatero la tuvo, ni Rajoy la tiene, no hay
intención de realizar reformas estructurales, más allá de las que nos afectan
directamente a los sufridos ciudadanos, pronto siervos al paso que vamos; reformas que controlen de verdad el funcionamiento
de las administraciones publicas para evitar despilfarros y corrupciones,
reformas que equiparen legalmente a todos por igual, tanto en derechos como en
deberes, reformas para conseguir que nuestra economía salga del marasmo
post-consumista, esa especie de mareo,
en el que nos movemos.
Por
contrario, el discurso de Rajoy, no ha significado más que un continuísmo de la
política ramplona y servilista
practicada por Zapatero, con unos objetivos y unas propuestas que para
cualquiera que esté acostumbrado a oír a los políticos, no son más que brindis
al sol y por lo demás más de lo mismo. Si a la poca talla de nuestros
políticos, añadimos la fácil excusa de la crisis y la cerrazón de la mayoría
absoluta, el resultado son los recortes
drásticos que se han producido, en los servicios sociales, en la sanidad y la
escuela publica, sin olvidarnos del abandono de las infraestructuras que tan
importantes son para un país y su funcionamiento
Y....lo
que digan los mercados, porque con la deuda que tiene el estado central, su
necesidad de ahorrar cargando el “fardo” en los ciudadanos más débiles, parece
una broma de muy mal gusto
Creo
con firmeza que se podrían hacer nuevos nichos de trabajo en materias con el
medio ambiente y su aprovechamiento racional, los servicios sociales que además
de crear trabajo aumentan el nivel de vida de nuestros dependientes, apostando
firmemente por la investigación, apoyando la cultura y sus manifestaciones,
aplicando medidas efectivas para el emprendimiento, ...........imaginando, cosa
la cual hacen muy poco los que nos gobiernan.
Al
final del 2013, solo nos queda esperanza,
porque sin ella será muy complicado afrontar los tiempos difíciles que
nos está tocando vivir, así que hay que aferrarse a ella, buscar dentro de nuestros corazones lo mejor
de nosotros mismos y seguir luchando porque un mundo mejor tiene que ser
posible, por todos y para todos.
Paz,
amor y trabajo